Hay que ver la última tácita de té en que decidieron ahogarse nuestros opinadores profesionales. ¡PPK promoviendo el transfuguismo! Poco más o menos, ésa fue la infusión en la que han estado nadando desde el último fin de semana. Y los más insidiosos han sido Aldo Maritegui y Mario Ghibellini. Parece que, después de todo, las reglas del libre mercado sí tenían un límite, incluso para estos campeones del laissez faire.

Lo que armó todo el alboroto fue la respuesta del neonato presidente a la prensa extranjera:

"No todos los 73 congresistas de la bancada fujimorista son miembros del partido, habrá como 30 que se subieron al carro creyendo que ella ganaba y que recibirían una prebenda. Lo que hay que trabajar desde un punto de vista completamente egoísta es jalarse [atraerse] a algunos de esos. Si no lo hacemos va a ser difícil trabajar en el Congreso, más allá de la pequeña luna de miel que ojalá tengamos en las próximas semanas. Pero no espero una gran colaboración, espero que sean neutralmente tolerantes."

La respuesta está tal como la consigna el diario El País, incluido el atraerse entre corchetes, y la frase final donde el entrevistado confiesa que no espera gran cosa de esas gestiones.

Pero lo que atrajo la atención de las estrellas de la prensa, fue el pasaje mórbido que alude a la subida al carro y a la prebenda, contextualizando de este modo el asunto sobre la conocida premisa, según la cual, por la plata baila el mono, ¡ni qué decir el otorongo!

El problema con este afán de indignarse por cuenta ajena, es que nubla la razón y no reditúa. Pues lo cierto es que el sistema está diseñado para que los candidatos al Congreso, se suban al carro de aquel que ven como favorito para ganar la presidencia. Y es que el voto es por lista y con cifra repartidora, esto quiere decir que ningún político puede contar sobre su caudal electoral. Pregúntele si no a Galarreta y Alcorta. Y encima la idea predominante es que hay que suprimir el voto preferencial.

El problema del transfuguismo es la cifra repartidora.