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El arte de cruzar el voto: cuando “elegir” es posible

Publicado: 2013-04-01

El resultado de la revocación ya hizo correr mucha tinta y sin duda correrá aun más. Sin embargo poco se ha dicho – salvo para criticar la cédula, - sobre la modalidad de  voto que ha permitido al elector designar nominalmente a quienes deben o no abandonar el cargo. Si bien en algo se ha aludido al voto cruzado, incluso para negarlo, lo cierto es que no ha habido mayor reflexión sobre las bondades de un sistema como este nominal, que sí ha permitido elegir.

Veamos algunas de esas bondades. Para comenzar, es la primera vez que los concejales revocables se someten al sufragio público. Hasta el 17M ninguno de ellos, ni a los que apresuradamente se señala como la nueva hornada de líderes, había recibido un solo voto del pueblo ¡Ninguno¡. Ni Secada, ni la Glave, ni Zegarra, ni ningún otro había pasado antes por el escrutinio popular. Nadie antes había votado por ellos. Y sin embargo ostentaban la cualidad de autoridades, por definición, emergidas del sufragio popular ¿paradójico? Sin duda alguna. Por eso, es una grata noticia, incluso para ellos mismos, el haberles sometido a esta prueba por vez primera.

Los beneficios de un escrutinio nominal destacan más aun cuando lo comparamos con el sorteo mediante el cual se designan regidores, o sea, el voto por listas cerradas. Si la revocación se hubiese llevado a cabo siguiendo ese sistema, la alcaldesa y sus veintiún regidores habrían salido ratificados. Es decir, un resultado exactamente contrario al obtenido. Y, “exactamente contrario” no es ninguna casualidad, sino más bien la prueba palpable de la perversión de un sistema electoral que escamotea la voluntad popular anteponiendo el interés de los partidos.

A estas alturas del conteo oficial, el resultado se viene traduciendo en una soberana patada en ese trasero “científico social”. Con un voto por listas cerradas, el triunfo del NO sería incuestionable. Eso explica el entusiasmo inicial de los revocables al conocerse los primeros sondeos a boca de urna. Acostumbrados por el sistema a colgarse literalmente de la suerte del cabeza de lista, fueron incapaces de prever la chúcara disposición de un electorado que por fin era libre de expresar su real voluntad. La cruda realidad que arroja el 92.34 % de actas contabilizadas por la ONPE es que el 55% de los concejales habrá de dejar el cargo. La victoria del cabeza de lista resultó pírrica fuera del esquema de listas y el gran derrotado viene siendo un sistema diseñado ex profeso para maniatar la voluntad del pueblo.

En las elecciones congresales ocurre lo mismo. Al igual que los regidores, los congresistas son designados – que “elegidos” les queda holgado – mediante listas cerradas. La diferencia reside en que mientras en las municipales la lista ganadora obtiene automáticamente la mayoría simple, en las congresales sólo alcanza la proporcional a los votos obtenidos (cifra repartidora). Es mediante este sistema   que obtienen sus curules los lava-pies, come-pollos y roba-focos, quienes llegan a candidatos debido a que su popularidad o dinero beneficia al resto de la lista gracias, nuevamente, a la cifra repartidora. En cambio dentro de un sistema nominal, en el que estos factores benefician únicamente al candidato, desaparece todo interés por incluirlos como candidatos.

Pero el efecto benéfico del voto nominal no se limita al sistema electoral en sí, sino que alcanza a todo el espectro político. Así por ejemplo, la coyuntura post revocación ha puesto a la izquierda en la encrucijada entre el deslinde con las tradicionales posiciones extremistas o la muerte política. El voto nominal ya obligó a ese deslinde al expectorar del Concejo a veinte de los veintiún regidores de FS. De aquí a las complementarias de noviembre el proceso habrá necesariamente de formalizarse si se quiere alcanzar el prometido gobierno “de ancha base”.

De este modo, el gran logro de este proceso revocador ha sido el de reivindicar la voluntad popular gracias al sistema de voto nominal, en este caso mediante una única lista abierta.


Escrito por

Raul Villanueva Pasquale

Raul Villanueva Pasquale Consultor experto en Derecho Internacional Público, Licenciado en Derecho por la Pontificia Universidad Católica del Perú y Máster en Derecho Internacional por la Universidad Libre de Bruselas. Ha transcurrido buena parte de su vid


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