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La CVR en salmuera

Publicado: 2012-09-13

Un hecho fortuito, o quizás no tanto, ha vuelto a poner sobre el tapete el Informe Final de la CVR. Para sus críticos, el trabajo de la CVR debería ser objeto de una investigación por parte de una comisión revisora, incluso se ha llegado a sugerir que sea el congreso el que lleve a cabo esa revisión. Si las críticas a la CVR son, como en efecto es el caso, que aquella produjo un informe políticamente sesgado, ¿Qué se podría esperar de una revisión por parte del congreso? Al sesgo que indubitablemente saldría también de ese trabajo, habría que agregarle la mediocridad en el resultado dada la composición de ese cuerpo. Del lado opuesto, para quienes respaldan cerradamente a la CVR, todas las críticas provienen exclusivamente de fujimorismo, cuando no del “fuji-montesinismo”, simplificación exagerada con la que se pretende deslegitimizar cualquier observación o reparo al Informe de la CVR.

Lo cierto es que las críticas a la CVR provienen de un amplio espectro de la población y tuvieron lugar incluso antes de que se diera a conocer el informe final gracias a aquellas desafortunadas afirmaciones de la ex comisionada Macher, que luego fueron ratificadas con espíritu de cuerpo por el propio Lerner, según las cuales Sendero Luminoso era un partido político y no una banda de delincuentes. Pero aquello no fue sino un aperitivo para lo que se vino inmediatamente después.

Las cifras de la CVR

Desde que se dio a conocer el estimado de victimas elaborado por la CVR, las críticas llovieron de todos los sectores. Sería muy largo enumerar aquí la cantidad de argumentos en pro y en contra que se han sucedido desde aquel momento, afortunadamente el recuento ha sido hecho gracias al esfuerzo de Silvio Rendón, quien se tomo el trabajo de recopilar el debate que se dio en internet a través de las listas de correo y que puede ser descolgado de la red aquí.

Quizás el más interesante de estos debates, por su carácter eminentemente técnico, fue el que se dio en la lista Macro Perú, administrada entonces por el profesor Bruno Seminario. La discusión en Macro Perú literalmente obligó a bajar al llano al equipo técnico de la CVR, más que nada debido a que el método que habían explicado en una charla llevada a cabo “con el fin de colaborar en la discusión informada de los aspectos metodológicos del trabajo de investigación de la Comisión de la Verdad” resultó arrojando resultados estrambóticos (ver págs. 15 a 19).

En su respuesta a las críticas que se habían producido en diversos foros (págs. 21 a 25), el Dr. Patrick Ball, que había estado a la cabeza del equipo técnico, reconoció que las objeciones elaboradas en Macro Perú por el profesor Hugo Ñopo eran pertinentes (“Regarding the other technical issues you have raised: these are fascinating and worthy of significant thought and argument, which will require at least as much technical argument as I presented earlier”) y prometió responderlas en pocos días, a su regreso de un viaje que tenía que hacer (“I promise that I will provide an extensive response to each of your questions. I simply do not have time right now ‐‐ I'm about to leave on a short trip and I have to get two small articles out before I leave.” pág. 32). Hasta ahora estamos esperando la respuesta del Dr. Ball.

Tomando como punto de partida esas discusiones, Silvio Rendón ha publicado recientemente un documentado trabajo técnico en el que explica las sobreestimaciones de la CVR y que el diario Correo resume en su página central de hoy. Sin embargo, algunos defensores acérrimos de la CVR, como Mirko Lauer, en una reciente columna, persisten en hacerse de la vista gorda - “no conocemos un solo trabajo de los críticos para desmentir la cifra” - a pesar de que ya más de un ex comisionado admite de que hubo quizás problemas de orden metodológico.

Más allá de sesgos, un defecto de fábrica

Otro de los cuestionamientos importantes, por lo menos en cantidad, de que ha sido objeto la CVR, tiene que ver con el carácter sesgado que habría tenido el Informe, particularmente por las inclinaciones ideológicas de algunos de sus miembros, y que llevaron a equiparar a las fuerzas del orden con los delincuentes subversivos. Para los defensores de la CVR, nuevamente, esto no es sino una manipulación política proveniente principalmente del fujimorismo y de las FFAA.

Lo cierto es que más allá de estas críticas y alabanzas, que a su vez contienen su propio sesgo, es la propia composición de la CVR la que inevitablemente habría de conducir tarde o temprano a las críticas que hoy arrecian. Cuando se creó la comisión, se buscó, sin duda de la mejor buena fe, que ella estuviera compuesta por personalidades destacadas e irreprochables, provenientes de todo el espectro del mundo académico y político y, sin duda, también esto se consiguió. El problema es que algunos de comisionados provenían de sectores no tan irreprochables, y esos sectores a través de esos comisionados, terminarían legitimándose irremediablemente en los trabajos de la comisión. Esto ocurrió de particular manera, pero no exclusivamente, con la izquierda marxista.

Si no veamos. En el capítulo introductorio del Informe la CVR señala cuatro pilares de legitimación de su propia misión. El tercero de estos pilares tiene que ver con la personalidad de los miembros que la componen. En virtud del mandato fundacional de la Comisión, esta debería estar compuesta por personas que gozaran de  reconocimiento moral por parte de la opinión pública sobre la base de una reconocida trayectoria ética, prestigio y legitimidad en la sociedad y de su identificación “con la defensa de la democracia y la institucionalidad constitucional.

Como es sabido, algunos de los comisionados provenían de las canteras de la Izquierda Unida. Al abordar el estudio de los partidos de izquierda en el capítulo 2.4, la comisión recoge textualmente parte de las conclusiones del Comité Directivo de esa agrupación llevado a cabo en el año de 1984. En él leemos:

«IU no renuncia por principio a ningún medio de lucha, ni forma de organización. Combina todas y cada una de ellas, sean legales o ilegales, abiertas o secretas, según las circunstancias»

Y se podría abundar en muchísimas citas más del mismo corte, que el propio Informe no podía sino recoger, y que delatan el pasado profundamente antidemocrático, subversivo y a todas vistas anti constitucional de toda esa izquierda marxista. Y es entonces cuando uno se pregunta en qué quedó aquello de la tercera base de legitimidad en la que se sustenta todo el trabajo de la CVR.

Ciertamente, los comisionados que pertenecieron a la IU probablemente nunca se encontraron envueltos a título personal en ninguna acción o evento que pudiera calificarse de violatoria de la constitución, pero al pertenecer a esa organización, necesariamente refrendaron esos lineamientos. En consecuencia, al legitimar a esos comisionados mediante su inclusión dentro de la Comisión, pasando por alto aquellos lineamientos, necesariamente se legitimaba a estos al mismo tiempo, y con ellos a toda la izquierda antidemocrática.

Si a lo anterior le añadimos el hecho de que en sus conclusiones finales, la CVR no haya encontrado ninguna responsabilidad en la izquierda marxista en relación a la subversión terrorista, que con su propaganda hostil y antidemocrática, esa misma izquierda contribuyó a fomentar, tal como fluye del propio Informe, entonces no es de extrañar todas las críticas que hoy día le llueven.

El informe no convence, esa es una cuestión de hecho que cualquiera puede constatar en los medios. Pero el problema no está en los sesgos, el problema viene de fábrica.


Escrito por

Raul Villanueva Pasquale

Raul Villanueva Pasquale Consultor experto en Derecho Internacional Público, Licenciado en Derecho por la Pontificia Universidad Católica del Perú y Máster en Derecho Internacional por la Universidad Libre de Bruselas. Ha transcurrido buena parte de su vid


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