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El negacionismo caviar

Publicado: 2012-09-11

Ahora que se discute la propuesta de una ley que penalice a quienes públicamente pretendan justificar, aprobar, negar o minimizar los delitos perpetrados por el terrorismo senderista, la ocasión se hace oportuna para introducir dentro del debate otros negacionismos que no sólo gozan de buena salud sino que además son promovidos activamente desde el seudo académico mundillo local.

Lo anterior viene a propósito de la columna de hoy de Nelson Manrique en el diario La República en la que el sociólogo conmemora los veinte años de la captura del líder senderista. En su artículo, Manrique deja entender que de haber triunfado el senderismo se hubiera desencadenado el tercer genocidio del siglo XX, y afirma que: “el primero fue perpetrado por los nazis y el segundo por los khmer rouges de Camboya.”

En otras palabras, para el profesor Manrique, el genocidio soviético jamás existió o no ocurrió en el siglo XX y las 20 millones de víctimas de ese régimen que hoy contabiliza la historia, no pasan de la anécdota. Tampoco existió el genocidio chino de Mao Tse Tung ni sus 65 millones de muertos, ni han de ser ciertas tampoco las cifras que se les imputan a otras gloriosas revoluciones como las de Vietnam con su millón de muertos, Corea del Norte y sus 2 millones de muertos, Europa Oriental con otro millón de muertos, América Latina con su aporte de 150,000 muertos,  África y sus 1,7 millones de muertos, etc. Una bagatela que el Libro Negro del Comunismo contabiliza en unos cien millones de víctimas.

Tampoco está enterado el señor historiador de que justamente por estos días se discute en Europa sobre la manera apropiada de proponer una solución legal a los crímenes del comunismo y ofrecer justicia a las víctimas de ese asqueroso sistema que ensució la historia y ensombreció la vida de los habitantes de dieciséis países europeos.

Y es que la izquierda en general y la peruana en particular, se sigue negando a reconocer que la partera de su propia historia es una ideología de resentimiento y odio. Una ideología cuyos adeptos se reservan el derecho de recurrir a la violencia y la lucha armada por quítame allá estas pulgas, so pretexto de justicia social y con el fin de imponerle al resto su manera de pensar.

Al escuchar a estos izquierdistas criollos uno llegaría a imaginar que Sendero fue un fenómeno anómalo, exótico, no deseado en lugar de la consecuencia lógica y previsible de la prédica de odio del marxismo en cualquiera de sus formas. Y es que, efectivamente, la única diferencia visible entre Sendero y las demás corrientes marxistas es que aquellos llevaron a cabo aquello con que los otros se pasaron la vida amenazándonos.

Tiene razón Aldo Mariátegui cuando afirma en su columna también de hoy que “los caviares son tan persistentes en su agenda de cambiar la historia, elaborando una propia para imponérnosla a los demás”. El “pequeño olvido” de Manrique sobre los genocidios comunistas se inscribe precisamente dentro de esa agenda que pretende cambiarnos la historia. Y es por eso que la ocasión es propicia para introducir al debate ese otro negacionismo. Porque ya no es posible, a estas alturas de la historia, que sigamos resignándonos a consumir pasivamente vulgares productos de subliminal propaganda como el imbécil comentario de Nelson Manrique.


Escrito por

Raul Villanueva Pasquale

Raul Villanueva Pasquale Consultor experto en Derecho Internacional Público, Licenciado en Derecho por la Pontificia Universidad Católica del Perú y Máster en Derecho Internacional por la Universidad Libre de Bruselas. Ha transcurrido buena parte de su vid


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